Este mensaje fue publicado originalmente por el Observatorio de la Escuela de las Américas, el 2 de Marzodel 2023.
Hoy se cumplen 7 años del asesinato de la visionaria líder indígena y del movimiento social Berta Cáceres. Berta fue tenaz e inquebrantable frente a las poderosas fuerzas de opresión y destrucción. Estaba profundamente comprometida con la solidaridad y la construcción de movimientos. Su asesinato fue condenado en todo el mundo y su vida y legado siguen siendo celebrados y honrados.
A pesar del clamor generalizado para que se haga justicia con Berta, aún no se ha conseguido. Ocho personas han sido declaradas culpables -entre ellas dos graduados de la Escuela de las Américas y un graduado de West Point-, pero quienes pagaron por su asesinato aún no han sido procesados. Tampoco se ha cancelado la concesión del sagrado río Gualcarque por cuya defensa fue asesinada Berta. Como escribe el COPINH en su declaración conmemorativa del 7º aniversario de la siembra de Berta:
“Aún cuando se han comprobado las irregularidades y corrupción de la concesión sobre el río Gualcarque, y se ha comprobado la vinculación de la familia Atala Zablah y sus empleados con la violencia y el asesinato de Berta Cáceres, todavía esta misma familia mantiene los derechos de la concesión y los permisos por 50 años para explotar el río Gualcarque. Exigimos que sea cancelada esta concesión de manera responsable e inmediata.”
Honduras cuenta con un nuevo gobierno orientado a la reforma que pretende abordar, al menos parcialmente, el violento saqueo del país que supuso el golpe de Estado de 2009 liderado por un graduado la Escuela de las Américas. Sin embargo, la élite económica que se benefició de la represión estatal y la privatización de los recursos naturales durante el periodo posterior al golpe amasó recursos, riqueza y poder sin límites. Siguen teniendo influencia sobre las instituciones del Estado hondureño, incluida la Fiscalía General. Además, han sido respaldados en todo momento por los Estados Unidos, que se ha opuesto incluso a las reformas económicas más básicas del nuevo gobierno. Los esfuerzos del gobierno hondureño por mejorar la legislación laboral o renegociar los sobrevalorados contratos energéticos han provocado las amenazas y la oposición de Estados Unidos. Estados Unidos ha dejado muy claro que está del lado de los intereses empresariales y no del de las comunidades indígenas y campesinas que exigen la cancelación de las concesiones corporativas.
Berta nunca dudó en denunciar el nefasto papel de Estados Unidos. Cuando ganó el Premio Medioambiental Goldman en 2015, aprovechó sus posteriores reuniones con congresistas estadounidenses no solo para pedir que Estados Unidos pusiera fin a la ayuda militar a Honduras, sino también para oponerse a la Alianza para la Prosperidad, una iniciativa liderada por el entonces vicepresidente Biden para supuestamente abordar la migración desde la región. Berta dejó claro que apoyaba el saqueo corporativo y la militarización. Hoy, la Administración Biden ha ampliado masivamente esa política fracasada con su irónicamente titulada “Estrategia estadounidense para abordar las causas profundas de la migración”, que aumenta de nuevo el apoyo de Estados Unidos a las corporaciones y las élites económicas.
En ningún lugar ha quedado tan claro el funcionamiento continuo de las estructuras criminales en beneficio de la élite económica de Honduras como en el Valle del Aguán, donde sólo este año han sido asesinados numerosos líderes campesinos y defensores del agua. Los asesinatos permanecen en la impunidad y el gobierno hondureño sigue sin cumplir el acuerdo que firmó con las organizaciones campesinas. Berta mantenía una estrecha relación con los movimientos campesinos del Valle del Aguán, que eran blanco de intensas operaciones militares y paramilitares. En febrero de 2012, Berta contribuyó a dar la voz de alarma sobre los asesinatos en el Aguán apoyando la organización del Encuentro Internacional de Solidaridad con el Aguán, que atrajo la atención internacional sobre el asesinato sistemático de decenas de campesinos que defendían su derecho a la tierra. Los movimientos del Aguán devolvieron la solidaridad a Berta y al COPINH, apareciendo en algunos de los momentos más difíciles de la persecución a la que se enfrentó en 2013.
La solidaridad entre movimientos fue clave para la lucha organizativa de Berta, así como su visión clara y amplia sobre cómo construir un mundo justo. Berta también desafió la misoginia y el patriarcado tanto personal como políticamente. Fue difamada y perseguida, pero mantuvo la cabeza erguida y siguió adelante, exigiendo los derechos del pueblo lenca y de tantos otros. En medio de situaciones oscuras y difíciles, Berta encontró la risa, la alegría y la camaradería. La recordamos y honramos hoy y siempre.
¡Berta vive! ¡La lucha sigue!
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